Exposition «De rêve et de lumière»

La Antigüedad según Émile-René Ménard (1862-1930)

Hablar de la obra de Émile-René Ménard es necesariamente hablar de la Antigüedad. La obra de este artista polimorfo vinculado al Simbolismo está profundamente marcada por el sello de la Antigüedad, una Antigüedad admirada, soñada, perdida. Nacido en una familia de intelectuales, Émile-René Ménard se formó junto a ilustres artistas de la segunda mitad del siglo XIX, que le enseñaron las reglas del arte académico.

Un vínculo particular le une a Camille Corot, a quien Émile-René debió conocer de niño, debido a la proximidad entre el artista y su padre. Louis Ménard, tío de Émile-René, químico, poeta y filósofo, también le transmitió su gusto por la cultura y la civilización griegas. Esta fascinación por Grecia, su cultura, sus vestigios, su religión, marcará profundamente al joven Emile-René, que nunca dejará de buscar esta Antigüedad perdida, último Edén de la humanidad antes del final de la Edad de Oro.

Émile-René Ménard elabora una obra original de dibujo y pintura donde los temas inspirados en la Antigüedad clásica se escenifican en un marco idílico, donde reina la armonía entre el hombre y la naturaleza. Esta naturaleza, salvaje pero hermosa, majestuosa y silenciosa, es una encarnación de lo Sublime. La serenidad que emerge de estas antiguas escenas, magnificada por la magia de las ruinas y una innegable poesía en el uso de la paleta, es una invitación al viaje, al deleite, al sueño y a la meditación.
Oda a la armonía entre el hombre y su entorno, la obra de Ménard es como un perpetuo retorno a la idílica tierra de Arcadia. Resuena de manera especial en nuestra época en busca de armonía y serenidad ancestral...

Comisarios: Alexandre ESTAQUET-LEGRAND, conservador del patrimonio, Véronique WILCZYNSKILAURENT, responsable de colecciones (MUDO ? Musée de l'Oise)